Archivos de la filmoteca es una revista de estudios históricos sobre la imagen fundada en 1989 por Ricardo Muñoz Suay y editada por el Instituto Valenciano de Cinematografía. Su primer director fue Vicente Ponce (núms. 1 a 5); posteriormente fue supervisada por Joan Álvarez (núms. 6 a 12) y el propio Muñoz Suay (núm. 13) y, a partir de 1992, el nuevo director fue Vicente Sánchez-Biosca (núms. 14 a 69, entre los años 1993 y 2012). Entre 2012 y 2013, ejerció el cargo Francisco Javier Gómez Tarín y, tras cuatro años, el proyecto fue retomado con Agustín Rubio al frente (2017-2020).
La calidad de Archivos de la Filmoteca es reconocida tanto a nivel nacional como internacional, ya que se ha ido asentando a lo largo de los años. Sus contenidos, colaboradores y responsables editoriales han llevado a cabo una loable labor que debe ser ampliamente reconocida. Y lo más importante: se trata de la única revista existente en nuestro país editada con regularidad por una Filmoteca, lo cual le confiere unas características muy particulares y, pese a la situación de crisis que vivimos, exige moralmente su continuidad.
Sin negar la importancia del soporte tradicional para entregas muy concretas a instituciones y bibliotecas, la revista toma decididamente la senda de la digitalización desde septiembre de 2012. A tal fin, se han adoptado una serie de decisiones que pretenden abrir una nueva etapa que en modo alguno supone enmienda a la anterior; el reto consiste en gestionar con mayor eficacia los escasos recursos institucionales.
En la estructura de Archivos para esta nueva época, se han añadido a las secciones anteriormente existentes (monográfica y reseñas) otras dos: miscelánea y filmotecas. Este cambio es lógico en la medida en que, para una revista de aparición semestral, la plena dedicación a un único tema concreto restaría posibilidades de divulgación a otras cuestiones no menos importantes e interesantes, con lo que se coartaría en parte la salida de materiales de indudable interés que quedarían retenidos para números posteriores.
Comoquiera que son pocas las revistas de impacto que, hoy en día, pueden soportar los emolumentos asignados a colaboraciones, en esta etapa los artículos no son pagados. Todas las partes implicadas trabajan con la premisa de que una eventual rentabilidad curricular, y no la retribución económica directa, es el incentivo material que los colaboradores persiguen, aparte de la satisfacción de contribuir con sus publicaciones al progreso del conocimiento en nuestro ámbito científico. Como norma, los textos deben ser, por supuesto, inéditos. No obstante, por razones de oportunidad o contenido especialmente relevante, pudieran darse situaciones excepcionales que serían atendidas debidamente. Para conocimiento de los autores, se hacen call for papers periódicos. Las normas de estilo están claramente especificadas tanto en la revista como en la página web que le da soporte.
La revista está accesible en los diferentes soportes sin coste alguno. La conveniencia de fijar la gratuidad de la revista para el usuario implica la pérdida de ingresos en efectivo por la venta de números, pero multiplica su difusión. Sin embargo, la nueva dinámica acarrea –y así ha sido asumido por el equipo directivo– que la información sea amplia, coherente y puntual; también el cumplimiento de una serie de normas que pueden llevar a la revista a obtener un mayor índice de impacto nacional e internacional. Para ello, además, se han tenido en cuenta diversas cuestiones relevantes, como son la determinación y difusión de normas de estilo específicas; la apuesta por una periodicidad estable (abril y octubre de cada año); el establecimiento de la evaluación por pares ciegos (cada artículo propuesto es evaluado por tres expertos)
Archivos es una publicación financiada por un servicio público, directamente ligada al organismo que la mantiene (IVAC-La Filmoteca) y es evidente que sus contenidos, de calidad innegable, deben dar voz a las múltiples perspectivas de teóricos y estudiosos sobre el hecho fílmico. En la medida en que se debe atender a la población en su conjunto y no a una élite, el porvenir de Archivos debe asentarse en una apertura plena a la sociedad, para así dar cabida a textos de todo tipo, siempre y cuando estos pasen los controles de calidad exigibles. En este sentido, es de rigor que se dé publicidad previa a los sucesivos monográficos que se irán programando y la apertura a secciones de miscelánea, agrupadas o no en conceptos.
En la época que se ha iniciado en octubre de 2017, la revista ha incorporado una sección dedicada a la Historia Oral. La distribución proporcional aproximada que corresponde a cada sección es como sigue: editorial; en torno a un 50% de contenido monográfico en Cuadro (introducción y de 6 a 8 artículos de fondo); alrededor de un 25% de contenido misceláneo en Fuera de Cuadro (entre 4 y 6 textos); aproximadamente un 15% dedicado a una entrevista de Historia Oral; y sobre un 10% de reseñas en Biblioteca. El equipo de la revista redacta el editorial y asume la dirección de cada número, cuyo monográfico coordina en colaboración con investigadores expertos en las materias de que versen.
Información elaborada por Francisco Javier Gómez Tarín, Agustín Rubio Alcover y Arturo Lozano.